Ya son públicos los datos de muertos en accidentes de tráfico en la pasada Semana Santa. Como bien se encargaron de recordarnos los paneles informativos, el año pasado fueron 103.
La Semana Santa coincidió con el momento álgido de la campaña de criminalización del conductor. De nada han servido los coches camuflados, la presión de los radares y las campañas de sensibilización.Los muertos han aumentado, eso nos dicen esas estadísticas extrañas que sólo hablan de número de muertos sin contextualizar las cifras. No sabemos la proporción de muertos sobre el número de desplazamientos u otros datos que nos ayuden a comprender y dar valor a esa cifra.
La cifra mágica ha aumentado, ¿dónde está el problema?.
Mejor aún, ¿cuál es la solución?.
Quizá el problema se deba a que no se han podido desplegar un número suficiente de coches camuflados, o que los agentes de tráfico se encuentran en una actitud pasiva de huelga encubierta. Quizá esa sea la solución, más radares, más controles, escarnio y exterminio público de los conductores que sufran un accidente.
Puede que esa sea una vía. O también puede ser otra que considere todos los factores que influyen en los accidentes tales como la calidad de las carreteras, la señalización de las mismas o el estado de los vehículos.
Pero claro, eso no vende y resulta más caro. Lo fácil es gastar los cientos de miles en anuncios tremendistas.
Mientras tanto la gente sigue muriendo en la carretera tal vez víctimas de sus acciones y tal vez víctimas de un sistema agotado que necesita una renovación radical.
Déixoche aquí o blog dun colega
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