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El Campeonato de España de Rallyes 2004 se recordará como uno de los más disputados de la historia, tanto por la cantidad como por la calidad de sus participantes. Contando con una inscripción excelente, cada prueba enfrentaba a no menos de 10 posibles candidatos a la victoria, algo que hacía mucho tiempo que no se veía en el Campeonato.

Tristemente, el 2004, también será recordado por el año de los accidentes, siendo el más grave el sufrido por José Piñón en el Rallye de Avilés.

Se impone una reflexión por parte de todos los implicados en el Campeonato, desde la Federación a los organizadores, es necesario aumentar la seguridad y no sólo poniendo vallas en las cunetas. Los trazados deben ajustarse, las velocidades medias contenerse y las organizaciones ser lo más profesionales posibles, la diseminación geográfica del campeonato no debe hacerse expensas de la seguridad y el espectáculo, no se debería permitir el lujo de perder organizaciones modélicas a cualquier precio.

En el terreno puramente deportivo, fue el año de Renault y Peugeot, la primera se llevaba el título de pilotos y la segunda el de marcas.

Alberto Hevia, el piloto oficial de Renault España se hacía con el título, siendo el primer piloto asturiano en lograrlo. Cuatro rotundas victorias marcan su temporada que se vio enturbiada por el fuerte accidente sufrido en Canarias. Piñón, compañero de equipo sólo pudo disputar la mitad de la temporada, ya que el grave accidente sufrido en Avilés lo apartó de la competición, hasta ese momento era líder del Campeonato.

Peugeot alineaba 3 206 Super1600, a los mandos de Ojeda, Vinyes y del ganador del Desafío 2003, De Miguel. El esfuerzo de contar con tres coches y los dividendos del Desafío Peugeot sirvieron para que la marca se hiciese con el título.

Vinyes, segundo clasificado y con dos victorias en su haber, fue quien más cerca estuvo del título, mientras que Ojeda (tercer clasificado), quien tuvo un inicio de temporada muy bueno con otras dos victorias, veía como su temporada se torcía y tras su accidente de Avilés pareció perder fuelle en la recta final. De Miguel (séptimo clasificado) realizó una buena temporada, descubriendo la conducción de un Super1600. El Desafío Peugeot fue para Vidal, quien tras varios años quedándose a las puertas, cumplía con el objetivo.

En general, el equipo Peugeot, padeció una excesiva rivalidad entre sus pilotos titulares, que los llevó a una pelea extrema en la que la perjudicada siempre fue la marca.

La tercera marca clasificada fue Citroën, tras una temporada 2003 en la que Fuster arrasaba con el Saxo Kit Car, la marca de los chevrones repetía piloto aunque para la ocasión estrenaban un C2 ya dentro de las especificaciones Super1600. El alicantino nunca estuvo a la altura de lo esperado, confirmándose las dudas de que el título de 2003 lo ganó el coche y no el piloto. A mitad de temporada, la marca decidía prescindir de los servicios de Fuster para confiar la unidad oficial a Sordo (quinto clasificado) quien siempre se mostró más rápido que Fuster y firmó un final de temporada apoteósico ganado las dos últimas pruebas con rotundidad.
Citroën dio apoyo a Concepción (décimo clasificado) quien corrió el final de la temporada con un C2 Super1600. Cabo (noveno clasificado) compitió con un ya vetusto Saxo Super1600. Ambos pilotos realizaron una temporada discreta.

La siguiente marca clasificada en el Campeonato fue Mitsubishi, se hicieron con el título de Grupo N, que casi era una copa de promoción de la marca, gracias a Burgo. El equipo oficial estuvo formado por Méndez y Rueda, aunque la lucha por ser el Mitsubishi más rápido la tuvieron Burgo, Conde y Delgado.

La marca italiana Fiat se presentó con un equipo con dos pilotos oficiales, a Vallejo (cuarto clasificado) se le unía Rantur, a mitad de temporada se presentaba el privado Blach que contaba con cierto apoyo de Fiat.

Vallejo demostró que cuando las condiciones son difíciles y las manos del piloto lo que más cuentan, es el hombre más rápido del campeonato. Además de luchar contra sus rivales tuvo que luchar contra un equipo que en ciertos momentos no supieron estar a la altura, desaprovechando oportunidades de una forma que ni los pilotos ni la marca merecieron.

Rantur realizó una temporada muy modesta en la que nunca fue capaz de seguir el ritmo de su compañero de equipo, de hecho y a falta de dos carreras para finalizar la temporada, la marca y el piloto decidían rescindir su contrato de mutuo acuerdo