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La mítica prueba asturiana retomaba su puntuabilidad para la Copa de Europa y con ella retomaba la estructura de dos días de competición: sábado y domingo.

Alberto Hevia corría en casa y tras lo visto en el Rallye de Avilés partía como máximo favorito a la victoria. El piloto de Pola de Siero no defraudaba con las expectativas y se imponía con rotundidad en la prueba.

Ojeda se clasificó en segunda posición en una lucha cerrada con Sergio Vallejo, quien de no ser por el error del equipo en la elección de neumáticos del primer bucle, bien podría haberse impuesto al cántabro.

Santi Concepción rodaba por primera vez con el Citroen C2 Super1600, demostrando una rápida adaptación al vehículo, finalizando cuarto, siendo el único C2 que lograba finalizar el rallye.

El lucense Burgo finalizaba se hacía con la victoria en el Grupo N a la vez que redondeaba el resultado con un excelente quinto puesto absoluto.

Por el camino quedaban los dos C2 oficiales de Sordo y Fuster, ambos por salida de carretera, así como el 206 de Vinyes a quien un fallo en la bomba de la gasolina lo dejaba sin opciones de continuar.

En el Desafío Peugeot, se impuso Vallin, seguido de Colldecarrera y Vidal, resultado que permitía a Vidal proclamarse matemáticamente ganador del la copa de promoción de Peugeot.

El Trofeo Citroën C2 fue para el gallego Rico, seguido de Balasch y Cabanes.

La próxima prueba del Campeonato se celebrará en la localidad asturiana de Llanes, y de nuevo Hevia es el favorito a la victoria, hecho que de producirse puede suponer el espaldarazo definitivo a su lucha por el título.