Una vez finalizado el Rallye Cantabria Infinita, se me ocurren varios temas sobre los que reflexionar un poco.

Por un lado tenemos el alto nivel competitivo del Campeonato de España. Once vehículos Super1600 en la salida de Santander. Tras tres pruebas disputadas, hemos visto tres vencedores distintos con tres coches distintos. No dejan de ser datos envidiables para cualquier campeonato nacional. Sin duda desde el punto de vista del espectáculo no se puede pedir más y quizá tengamos el privilegio de poseer el mejor Campeonato Nacional de Europa.

También hemos podido apreciar la importancia de conocer el terreno, con unos reglamentos que cada vez limitan más los reconocimientos de los tramos y en rallyes con tramos complicados, el saber de antemano la tipología de cada prueba ayuda mucho, la prueba la vemos una vez más este fin de semana, donde en la mayoría de las categorías, la victoria se la disputaron pilotos de la tierra.
Una vez finalizado el Rallye Cantabria Infinita, se me ocurren varios temas sobre los que reflexionar un poco.

Por un lado tenemos el alto nivel competitivo del Campeonato de España. Once vehículos Super1600 en la salida de Santander. Tras tres pruebas disputadas, hemos visto tres vencedores distintos con tres coches distintos. No dejan de ser datos envidiables para cualquier campeonato nacional. Sin duda desde el punto de vista del espectáculo no se puede pedir más y quizá tengamos el privilegio de poseer el mejor Campeonato Nacional de Europa.

También hemos podido apreciar la importancia de conocer el terreno, con unos reglamentos que cada vez limitan más los reconocimientos de los tramos y en rallyes con tramos complicados, el saber de antemano la tipología de cada prueba ayuda mucho, la prueba la vemos una vez más este fin de semana, donde en la mayoría de las categorías, la victoria se la disputaron pilotos de la tierra.

En la parte negativa también hemos visto el incremento de descerebrados que acuden a los tramos pensando que están en un after hours cualquiera. Energúmenos a los que el deporte del motor les interesa lo mínino, salvo quizá para buscar inspiración en el tunning de sus coches. Es preocupante ver como se incrementa el número de espectadores bajo los excesos de alcohol y drogas que se imponen a los aficionados de toda la vida, de lista de inscritos y crono en la mano.

Este último aspecto desemboca en otro vital para la continuidad de nuestro deporte y es el tema de la seguridad. El mundo de los rallyes es un mundo distinto al de la mayoría de los deportes, aquí el éxito de público supone un problema añadido para los organizadores: el de velar por la seguridad tanto de participantes como de espectadores.

Empieza a ser habitual ver grandes vallas en los cruces más populares e incluso policías antidisturbio actuando de elemento disuasorio a los excesos de los descerebrados. Es triste que se tenga que llegar a esas medidas y los tramos empiecen a parecerse a estadios de fútbol. Máxime cuando esas medidas drásticas afectan a todos y hacen que paguen justos por pecadores. Cada vez se hace más complicado seguir un rallye desde el punto de vista del profesional de la información, las cintas plásticas abundan por doquier arruinando las fotos más espectaculares, las fuerzas del orden te persiguen no dejándote realizar tu labor de forma adecuada…

Quizá sea el momento de reflexionar si ese es el futuro que queremos para nuestro deporte.