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Este fin de semana el pueblo español tuvo la ocasión de expresar su opinión en dos convocatorias diferentes. El sábado pudimos comprobar cómo Rodolfo Chikilicuatre ganaba su puesto en Eurovisión gracias a los votos de los espectadores.

Fue divertido ver cómo los contertulios intentaban condicionar las votaciones con sus opiniones ante el temor de lo inevitable, pero todo esfuerzo fue inútil y Chikilicuatre fue el preferido por el público. Seguro que a más de uno se le pasó por la cabeza «ilegalizar» al personaje de Buenafuente, pero al final se impuso el fair play a pesar de la notoria contrariedad de Uribarri. Con Chikilicuatre ganó el frikismo, la red y los espectadores demostraron el interés y respeto que suscita el concurso.

Creo que el Presidente de Cantabria, Miguel Angel Revilla, resumió perfectamente el sentimiento general: «De hacer el ridículo, hagámoslo bien»

Con esas premisas llegaron las elecciones generales el domingo. El Chiki-Chiki mostraba un atisbo de esperanza, un pueblo que quiere ser representado por Chikilicuatre no podría elegir como Presidente a alguien como Rajoy. Y así ocurrió. No me considero ni simpatizante del PSOE, pero por descarte me alegró que no triunfase Rajoy y toda la carga que implícita y explícitamente arrastra.

Los resultados electorales también fueron curiosos, ERC y IU fueron casi barridos por el llamado voto útil, Rosa Díez consiguió un escaño y formará parte de un grupo mixto dominado por los nacionalismos que tanto odia, pudimos ver a la mujer de Rajoy quien con un sólo gesto dijo a todo el país lo que su marido pretendía ocultar y, lamentablemente, también vimos cómo los muertos siguen siendo rentables.

Y es que el pueblo es soberano, ahora a seguir con el día a día:

Uno: el brikindans….